9 de Agosto 2006

Abriendo Puertas (Puerta III)

Cascada.jpg

Hoy abrí otra puerta.
Por momentos creo que se multiplican y que cientos de caminantes se paran frente a tantas puertas. Pero son pocos los que se animan a abrirlas. Muchos menos los que se animan a entrar.
Hoy me animo a entrar en esta nueva puerta.
Esta marcada con el número III por que mi obsesión me lleva a seguir un orden metódico. Pero podría haber sido la puerta XV o la XXIV, quizás la LXIX...
Hasta donde llegará este pasillo laberíntico? Hasta donde nos animaremos a llegar?

Como posiblemente puedan surgir distintos recorridos y cada uno de los caminantes hará su marca en esta bitácora. Me voy a identificar: Soy el caminante 2301, pero el nombre que seguramente recordaran será "Púrpura"

Esto es lo que vi al abrir la puerta III

Aún parezco permanecer en el bosque de la puerta I, el paisaje me parece conocido. Quizás todas las puertas conducen al mismo bosque?

Camino y algunas voces lejanas llegan hasta donde estoy. Provienen desde lejos y parecen cantos melódicos, aunque por momentos solo son murmullos. Trato de vencer la incertidumbre de encontrarme con el peligro y comienzo a caminar en la dirección de donde proviene ese coro lejano.

Al avanzar atravieso un sendero rocoso. Las piedras parecen haber sido arrancadas o trozadas. Puedo ver el corazón de algunas de ellas. La luz, que se filtra entre los altos árboles pega contra estos cristales y se convierte en reflejos de miles de colores. Es como un sueño. Deslizo mis manos entre los rayos de luces y estos dejan de proyectarse. Al cortar el paso de la luz, se generan sonidos como los que podría hacer si froto un paño húmedo sobre un vidrio. Tienen diferentes alturas y me veo tentado de generar música. Pero algo distrae mi atención. Los rayos de luz, al proyectarse sobre las palmas de mis manos forman figuras que cada vez se vuelven más nítidas. Por momentos parecen visiones del pasado y otras, que no reconozco parecen ser del futuro. Al percibir esas visiones, que aparentan ser del futuro cierro mi mano. Quedo consternado y sigo caminando por el sendero de piedras preciosas.

Antes de que transcurra media hora, ya he atravesado una buena parte del bosque. Me he cruzado con diferentes tipos de vida vegetal (algunas especies muy raras) y uno que otro animal. Me sorprendió una especie de gato (o serían muchos gatos) que aparecía cada tanto sentado sobre una piedra o sobre un tronco o en una rama. La cara era igual aun gato, pero con orejas largas como conejo. Y la cola..., eso era un elemento que lo distinguía notablemente. Era pomposa y de colores como el arco iris, no la dejaba quieta y era imposible no quedar embelezado viéndola. El gato-conejo observaba mi paso y no hacía movimiento alguno, parecía conocer mi destino, o mi historia y no le inmutaba mi presencia.

Tras unos cuantos senderos caminados empecé a escuchar con mucha claridad el murmullo que por momentos parecía un coro. Parecía estar llegando a una reunión en el centro del bosque, a un ritual, pero al empezar a asomarme entre las hojas quede deslumbrado al ver que la fuente de tales fantasías sonoras, era una gran cascada. No podía entender como aquel constante chorro de agua, cayendo con tanta presión en el ojo de agua oculto en el bosque podía generar aquellos sonidos.

Me quedé allí por un buen rato, contemplando, nutriéndome, respirando ese momento. Sin embargo, el coro que había creído oír ya no sonaba.
De todas formas permanecí ahí por un largo rato.

Escrito por aleseba a las 9 de Agosto 2006 a las 11:56 PM
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