16 de Junio 2004

Asi Opina La Nación sobre la "cuota de pantalla"

Polémica abierta: ¿hay que proteger a las realizaciones argentinas?
El cine local se defiende
El Incaa planea acciones para contrarrestar a los "tanques" de EE.UU.

Textual de: http://www.lanacion.com/ > ESPECTACULOS > Cine

En los despachos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales

ya está listo el borrador de la reglamentación de la "cuota de

pantalla" para el cine argentino. Su elaboración comenzó a mediados

de 2003, pero algunas denuncias de los últimos meses acerca de

películas nacionales retiradas abruptamente de las salas, o liberando

funciones a los "tanques" norteamericanos, reavivaron el fuego.

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Es inminente que Jorge Coscia, presidente del Incaa, ponga su firma a

una normativa sobre el tema, cuyo borrador está siendo corregido por

el departamento jurídico del organismo. De esa forma, la

administración del Incaa piensa terminar con las expresiones

de "voluntarismo" en los acuerdos entre productores y exhibidores, y

así garantizar una "media de continuidad" de las películas argentinas

que tengan una aceptable respuesta por parte del público, más allá de

cualquier imposición del cine norteamericano. La reunión, el viernes

último, de Coscia con la Asamblea Federal (el organismo que comparte

el gobierno y la administración del Incaa con su presidente y un

consejo asesor) en Santa Rosa (La Pampa), fue con el sólo objeto de

respaldar esta decisión. Los representantes de Cultura de 23

provincias y la Ciudad de Buenos Aires, lo hicieron por unanimidad.

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En el Incaa dicen que "no se tiene la intención de perjudicar mucho a

nadie", no obstante existe plena conciencia de que la medida generará

reacciones. Allí mismo aseguran "no tendrá la dureza de las

impulsadas por el subsecretario de informaciones y prensa Raúl

Alejandro Apold", durante el segundo mandato de Juan Domingo Perón a

principios de la década del 50, "ni la nada, como viene ocurriendo

desde el paso de Julio Maharbiz por la conducción del Incaa", durante

el menemismo.

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De qué se trata

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La actual ley de cine contempla la cuota de pantalla y establece que

se ajustará a la reglamentación que dicte el Incaa.

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Desde el momento de la aprobación del nuevo reglamento, según

versiones, las películas argentinas deberán permanecer al menos dos

semanas en todas sus funciones y, de cumplir con una "media de

pantalla" (que sería un porcentaje de ocupación de sala y no la suma

de todos los espectadores, como hasta ahora) seguir en cartel;

limitación en la cantidad de copias para las películas extranjeras,

ya que actualmente los "tanques" llegan a tener 150 (para un país en

el que funcionan alrededor de 1000 salas), y "cuota de pantalla", es

decir una predeterminada cantidad de semanas por sala dedicadas a

películas nacionales.

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El instituto otorga premios, adelantos, créditos y subsidios al cine

argentino a partir de un fondo varias veces millonario. El fondo es

la suma del 10% de lo recaudado en salas, alquiler de videos y pase

de cine por TV. Además, el Incaa cuenta con un presupuesto de la

Secretaría de Cultura de la Nación, que este año asciende a 53

millones de pesos.

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Las cifras del cine nacional, en los primeros meses de este 2004, no

fueron demasiado alentadoras. Con excepción de "El abrazo

partido", "Roma" y ahora "Luna de Avellaneda", las películas

estrenadas no sumaron, en promedio, 10 mil espectadores cada una.

Fueron precisamente esas tres exitosas, y "Los guantes mágicos", las

que pusieron el grito en el cielo.

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En lo que va de 2004, la mayoría de las películas presentadas en

soporte fílmico se estrenaron en los cines de todas las cadenas,

condicionadas por las limitaciones publicitarias. Ante la llegada

de "Harry Potter y el prisionero de Azcaban", "Luna de Avellaneda"

fue desplazada de algunas funciones sin explicación, no porque

funcionara mal sino porque llegaba la magia de la supertaquilla. Es

obvio que el cine argentino corre con desventaja.

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En Hollywood se tiene plena conciencia de que una docena de éxitos de

taquilla pueden dejar en estado de shock a cualquier cine local, por

más premiado en festivales que fuera. La apuesta por las sagas

multimillonarias habla a las claras de una manera nueva de

interpretar el cine como una exacta combinación de arte con

industria, más allá de que la industria siempre triunfe, incluso

sobre el arte.

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Adiós industria, adiós

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El proteccionismo oficial al cine en la Argentina, instaurado a fines

de la década del 40, fue uno de los factores -pero no el único- que

incidieron en la liquidación de la capacidad productora industrial y

en la transformación del Estado en "socio capitalista" de la

producción cinematográfica local.

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La cuota de pantalla establecida en 1949 por Apold fue de

las "duras". Consistía en un estreno argentino mensual en salas de

primera línea (con una semana de cartel como mínimo) y 26 semanas

anuales de películas argentinas en el resto. La restricción que

impuso en la importación de películas (sumado al boicot de las

productoras norteamericanas que prefirieron retacear algunos de sus

títulos taquilleros) redujo en un 30% la cantidad de público, lo que

significó una baja en la recaudación para el fondo de fomento de

entonces. En aquellos tiempos, el proteccionismo mezclado con el

clientelismo político y el boicot norteamericano generaron un efecto

contrario que fue capitalizado por México, con la ayuda de Hollywood.

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En las declaraciones del titular del Incaa, y en las expresiones del

presidente Néstor Kirchner ("Es una eterna lucha entre David y

Goliat", dijo en la apertura del último Festival de Cine de Mar del

Plata refiriéndose a esta cuestión), subyace la tentación de

intervenir con reglas las negociaciones entre distribuidores y

exhibidores, convencidos de que imponiendo límites y obligaciones en

los contratos hasta ahora no escritos entre las partes se facilitará

la llegada del público a obras que cuenten sus historias en su mismo

idioma. No obstante, sigue sin aparecer el análisis acerca de otras

razones, de fondo, acerca de por qué el público argentino se resiste

a consumir películas de su propia cosecha, con el mismo interés que

demuestra por el cine norteamericano, incluso el de mala calidad. En

el extranjero, en especial en algunos países europeos con mejores

estándares de consumo cultural, hay un significativo entusiasmo con

cada estreno argentino y premios en cantidad, realidades que pueden

interpretarse como nuevos temas de reflexión, para una discusión que

recién comienza y promete ser larga.

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Claudio D. Minghetti

Escrito por aleseba a las 16 de Junio 2004 a las 03:27 PM
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